Desde chiquitos hemos sido condicionados a callar nuestras emociones, a tener que ser fuertes, a tener que aguantar, a tener que hacer pedidos con gritos. Es por eso que no sabemos pedir lo que necesitamos. No sabemos pedir ayuda ante un problema, ante lo que nos sucede.
¿Tú recuerdas cómo se comunicaban en tu casa cuando eras pequeñito o pequeñita? Porque puede ser que hayas tenido una dinámica de aprendizaje en donde las cosas se conseguían a gritos, forzándolas. Donde para tener algo había que poseerlo, no obtenerlo: poseerlo. Entonces esa dinámica se quedó en ti como un condicionamiento y ahora haces tus pedidos de amor con ataque. Porque no hay manera de que te salga de otra manera. No existe el: “Oye, necesito tu ayuda”. O: “Me gustaría que pudieras darme tal cosa”.
Esa sería una mejor forma, pero empezamos a atacar, a disfrazar el pedido de amor que necesitamos con agresión. Agredimos al marido, al papá, a la mamá, al jefe, al gobierno o al que se te ponga enfrente porque quieres pedirle algo.
Cuando llega ese momento de la dinámica de “te ataco, me defiendo, te ataco, me defiendo”, es hora de hacer una pausa. Y como dice Un curso de milagros: el más cuerdo de los dos que pida ayuda. En ese momento debes pedir un instante santo, ese instante de lucidez para que baje la luz y sea intermediaria entre tú y el conflicto; y que entre tú y esa persona se empiece a separar el juicio que hay ahí y pueda venir ayuda más veloz para ti.
¿QUÉ HACER?
Hace un tiempo me sucedió que estaba recibiendo ataque. Entonces pregunté, ¿qué debo hacer? Y es que siempre que lanzas una pregunta al universo, surge un desdoblamiento del tiempo para resolver el conflicto, y a veces puede ser instantáneo. Así que me llegó la respuesta: “llama por teléfono”.
Eso era lo último que yo hubiera querido hacer. Yo, Grisy-identidad. Pero cuando hacemos caso a La Voz, siempre sucede un regalo para todos. Lo que estaba siendo un malentendido por escrito, al llamar fue otra cosa completamente distinta porque en ese momento lo que recibí fue una explicación: “Lo único que quiero es pedir tu ayuda”.
¿Qué pedido de amor estás haciendo tú con el ataque?, ¿a quién estás atacando en tu entorno con tus pensamientos, con tus actitudes? Por ejemplo, quitándole la palabra, retirándote de un portazo.
Es necesario que identifiques a quién le estás dando ataque, porque en realidad le estás haciendo un pedido de amor. Por lo tanto, la siguiente pregunta sería: “¿qué necesito de esa persona a la que estoy atacando?”.
Tenemos que ser despiadadamente honestos con nosotros mismos para poder ver a quiénes atacamos. Y, al hacerlo, utilizaremos la culpa como un motor. Porque es seguro que cuando identifiques a esas personas, vas a sentir culpa.
Te voy a poner un par de ejemplos muy comunes:
Con los hijos
Ya te he comentado muchas veces que los niños tienen una velocidad de percepción que el adulto no tiene. Y cuando tú como mamá o papá atacas a tu hijo, el pedido de amor que le estás haciendo es: “¿cómo puedo ir a la misma velocidad que tú?,¿ cómo puedo ser tan libre?, ¿cómo puedo ser tan feliz como tú lo eres?, ¿cómo podría tomarme las cosas tan a la ligera?”.
Eso que ves en tu hijo, te enoja: su libertad, su espontaneidad, su creatividad, que no se toma la vida tan en serio. Te molesta que ame al padre más que a ti. Y cuando te enoja que no saque buenas calificaciones, lo que se refleja es tu deseo de ser perfecta o perfecto.
Entonces lo que estás haciendo es un pedido de amor a ese alguien que quieres que tee dé algo que te va ayudar.
Por eso, mejor pide un instante santo, una lucidez en ti para poder tener las palabras correctas y poder expresar de una mejor manera tu necesidad.
Con la pareja
“Me gustaría tener un abrazo tuyo porque hace mucho que no nos abrazamos”. “Me gustaría una caricia que no obtengo desde hace mucho tiempo”. Eso sería lo ideal, pero en cambio lo que damos es: “¿Por qué dejas la camisa así?”, "¿por qué llegas tarde?", "ya no te importo…".
Porque no sabemos decir: “Necesito un abrazo de ti que hace mucho no siento porque lo necesito, porque me siento triste, siento que la vida me está siendo difícil, siento que me rebasan las situaciones. Necesito una palabra de consuelo”.
Debemos aprender a hacer los pedidos correctos, ya no con ataque, porque si seguimos por ese camino vamos a ir muy lento, vamos a tardar mucho más en recibir lo que queremos.
La pareja no viene a hacerte feliz, viene a hacerte consciente. Tu pareja en realidad está ahí por un propósito de aprendizaje.
Vamos a ver, ¿en qué necesitas apoyo y por qué crees que tú no puedes? ¿Por qué crees que la única posibilidad que existe para tu percepción es que ese apoyo llegue a través de tu pareja?
Nosotros siempre vamos a creer que sabemos cuál debería ser la solución a nuestros conflictos. Y es un error, porque nosotros no sabemos qué es lo que más nos conviene. No tenemos suficiente consciencia universal para saberlo. ¿Acaso ya preguntaste qué es lo que más te conviene y te hiciste a un ladito para esperar que esa solución venga a ti?
Ponerte en modo disponible ante el campo de infinitas posibilidades, y preguntar si existe una mejor solución para tus problemas que lo que a ti se te ocurre, hace que pongas inmediatamente a todo el universo a trabajar. Eso es ser un dios creador, porque un dios creador, crea siempre cosas nuevas.
Desde tu identidad pasada también creas, pero es sólo un bucle de repetición. Nunca sales del modo supervivencia. De pronto volteas a tu alrededor, con el mismo problema de siempre y piensas: “esta película ya la conozco”. Y sí, la conoces porque llevas años repitiéndola.
Lo que necesitas hacer es activar tu red wi-fi para acceder al campo cuántico de infinitas posibilidades. Y ahí, tus guías están esperando que te hagas a un lado para poder entregarte eso del campo cuántico a ti. En ese momento, cuando permites que llegue esa solución que no conoces, dejas de atacar a los demás haciéndoles pedidos de amor…
¿Qué te parece? Sé que esta información, los ángeles la han traído hasta ti. Espero que este tema te sea de gran ayuda. Como siempre, te envío muchas bendiciones, ¡me encantó que compartieras conmigo este espacio!
Grisy Nava
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